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Hola, Ali. – La saludó Adri con una sonrisa
cuando ella llegó a nosotros. La verdad, me dolió un poco que a ella también le
dedicase esa sonrisa que tanto me gustaba, pero no podía hacer nada si eran
amigos…
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Hola. – Contestó ella si un ápice de felicidad
en la cara. - ¿Qué pasa, qué haces aquí? – A mí me dio la sensación que ese
‘¿Qué haces aquí?’ iba más por el hecho de estar conmigo que por estar en el
instituto.
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Tu madre no puede venir hoy y te llevamos a
casa.
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Ah… vale.
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Oye, conoces a Alba, ¿no? – Dijo Adri metiéndome
en la conversación.
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Sí, claro, más o menos. De clase y eso, ya
sabes… Pero la pregunta sería de qué la conoces tú, digo yo. – Respondió
Alicia.
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De la cafetería…
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¿Trabajas ahí? – Esto me lo dijo interrumpiéndole,
girándose hacia mí y mirándome por encima del hombro, como solía hacer.
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No… entré porque… estaba lloviendo… no tenía
paraguas… y eso. – Dije sin mirarla ni una sola vez a los ojos.
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Ah. – Dejó de mirarme y se giró hacia Adri.-
Bueno, vámonos, ¿no? Que tu madre se va a preocupar.
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Eh, sí. – Se acercó a mí. – Bueno, hasta otra.
Ya que sé que vienes aquí te podré ver más, ¿no?
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Claro. – Contesté mirando a sus ojos. Se acercó
y me dio un beso en la mejilla.
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Sonríe. – Me susurró al oído nada más separar
sus labios de mi piel. Ese fue el momento en el que me di cuenta de que no
había sonreído desde que había visto a Alicia. Y sonreí. No solo porque él me
lo hubiese dicho, que ya era razón, sino porque estaba viendo la cara de
incredulidad de Alicia, y me gustaba. – Mucho mejor. – Y se fue con su sonrisa.
Una media hora más tarde, estaba en mi casa hablando con
Laura por teléfono. Lo único que había
hecho desde que había nombrado a Alicia, era reírse. A mí no es que me hiciera mucha gracia que la
chica que había convencido a mi novio (y mejor amigo desde siempre) para
alejarse de mí, fuera la vecina del chico con la sonrisa más bonita del mundo.
Y aún menos que fueran amigos. Aunque la sola idea de pensar que a Alicia se
sentase la mitad de mal que yo, me hacía sentir un poco mejor. A ver,
probablemente el pensar eso me haga mala persona, pero se lo merecía. No es que
ella se hubiera portado genial conmigo últimamente.
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¿Alba? ¿Hoooooooooooola? – Había dejado de
escuchar a Laura mientras pensaba en todo eso. Pobrecita.
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Sí, perdona. Sigue.
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Que aparte de lo de Alicia, qué tal con Adri.
Oye, tienes que escucharme más… – Me reí.
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Lo siento, Lau. Es que estoy pensando en muchas
cosas, ya sabes… Bueno, pues bien. Pero a saber que le dice Alicia… Si ha
conseguido poner a Pablo, que me conoce desde siempre, en mi contra, con él no
le va a resultar mucho más difícil…
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No te creas. Adrián no tiene pinta de dejarse
manejar, y menos por ella.
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Y Pablo tampoco lo parecía, ¿no?
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No… Pero bueno, tranquila. Si cambia por culpa
de Alicia, como Pablo, no merece la pena, como Pablo. Ya lo sabes.
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Pero yo quiero que él valga la pena. No quiero
que me vuelvan a desilusionar Laura. Otra vez no.
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Pues entonces la valdrá, ya verás. Ese chico es
demasiado listo como para dejarse engañar, ¿vale? Tú tranquila, que no has hecho
nada malo
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Gracias. Bueno, te tengo que dejar, te veo
mañana.
-
De nada, hasta mañana.
-
Te quiero.
-
Y yo, tonta.
Y me puse a estudiar. Pero no pude. Aquel lunes era uno de
esos días en los que por mucho que lo intentara, no podía concentrarme. Ni
concentrarme, ni sentarme tranquila, ni sonreír. ¿Y por qué? Por culpa de una
sola persona. Y, aunque os parezca raro, no era Adri, que también tenía parte
de culpa. Era Alicia. Una persona. Si se lo proponía, podría hacerme la vida
imposible. ¿Por qué? Porque podía y quería. Siempre me he preguntado por qué
las personas que quieren hacer daño al resto son las que pueden y no al revés.
Probablemente sea que el poder hacer daño te haga querer hacerlo. Pero eso no
te quita culpa. Sigues haciéndolo, y en el fondo eres tú quién lo decide, al fin
de cuentas. Y así me pasé el resto de la tarde: pensando en lo mala persona que
era Alicia por hacerme eso sin siquiera saber si había hablado mal de mí a
Adri. ¿Eso no me convierte en mala persona también? Bueno, al menos yo no
arruinaba vidas ajenas… En fin, aunque
los lunes no son nunca gran cosa, el mío fue un lunes horrible.
Pero todo puede mejorar. Por muy nublado que esté el día el Sol
siempre acaba saliendo, como cuando te hacen sonreír cuando estás llorando. Esta
vez mi Sol fue una llamada de un número desconocido, cerca de las diez de la
noche.
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¿Sí?
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¿Alba?
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Sí…
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Hola soy Adri.
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Ehhh… Hola… ¿Cómo has conseguido mi número?
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Alicia…
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Ah, claro. ¿Qué pasa?
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Tengo que preguntarte algo… – Oh mierda.
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Dime.
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¿Estás sonriendo? – Me reí.
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Ahora sí.
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Me alegro. Oye… Alicia me ha contado unas cosas
y…
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Ah, ya. Imagino el qué, pero quiero que sepas
que…
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Lo sé. – Me cortó. – Tranquila, conozco muy bien
a Ali. En realidad es buena persona… con quien quiere. Y ya vi que no os caíais
muy bien. Sé que lo que me ha contado no es verdad. O eso espero….
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No, probablemente no lo sea…
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Bien. Pues era eso. Solo quiero que sepas que no
voy a cambiar nada por mucho que ella diga. Aunque mañana te diga algo en el instituto
o algo, ¿vale?
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Vale.
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Vales mucho, créeme. Ni caso.
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Muchas gracias…
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De nada, pero es la verdad. – No sé cómo, pero
noté que sonreía. – Y ah, Pablo es un completo idiota, mira que dejar a alguien
como tú.
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En realidad no le culpo por eso. – Contesté con
total sinceridad.
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Pues yo sí. – Me reí. – Me encanta hacerte reír.
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Y a mí que lo hagas. – Se rio. – Ojalá
pudiera quedarme hablando contigo un rato más, pero mañana madrugo y tengo que
terminar unas cosas…
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Ah, claro. Pues te dejo que termines.
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Vale. Gracias. Por llamarme y eso…
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De nada.
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Adiós, un beso.
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Un beso, sonríe. – Y colgó.
OHHHHHHHHHHHHHH ME HA ENCANTADO LA LLAMADA.
ResponderEliminarQue cuki <3
jejeje
Alba no es mala persona, es la guarra de Ali.
Un besito, y publica pronto!!!!!!!!!
Tu fan #|:
LUCY